martes, 14 de agosto de 2007
África en Manhattan
Hablando de museos, del Metropolitano en Nueva York que es como mi casa. Si debo ir a cualquier parte en Manhattan, paso primero por allí y repaso las salas ya vistas pero que siempre guardan sorpresas en las que no reparé en la primera ni en la quinta mirada.
África estaba presente en cualquier sitio de la ciudad, tiendas con máscaras, sombreros, cestillos y los maravillosos vestidos que me son tan útiles en las salidas a escena. Franz el vendedor de la tienda, que obligatoriamente debía frecuentar saliendo del loft de Valentina y Leif. porque estaba precisamente en la ruta a la estación del metro, es un negro hermoso, de mirada penetrante, movimientos lentos y ninguna prisa para vender, siempre me dejaba fisgonear entre una montaña de objetos fantásticos que no tenían etiqueta de precio y que observaba lento como sus movimientos, para decir valores inimaginables pero favorables a mi bolsillo, lo cual me hacía empezar el día con mucha alegría. Compré en su tienda el África entera, y seguí mi camino al Museo, mi Museo que me depararía más África y más alegría.
Entré directo a Egipto que es lo más a la mano para mí en el Metropolitano, les dí un saludo a Issis y Osiris e hice una pequeña desviación y allí estaban las maravillas africanas, que no tenían precio de venta afortunadamente.
África estaba presente en cualquier sitio de la ciudad, tiendas con máscaras, sombreros, cestillos y los maravillosos vestidos que me son tan útiles en las salidas a escena. Franz el vendedor de la tienda, que obligatoriamente debía frecuentar saliendo del loft de Valentina y Leif. porque estaba precisamente en la ruta a la estación del metro, es un negro hermoso, de mirada penetrante, movimientos lentos y ninguna prisa para vender, siempre me dejaba fisgonear entre una montaña de objetos fantásticos que no tenían etiqueta de precio y que observaba lento como sus movimientos, para decir valores inimaginables pero favorables a mi bolsillo, lo cual me hacía empezar el día con mucha alegría. Compré en su tienda el África entera, y seguí mi camino al Museo, mi Museo que me depararía más África y más alegría.
Entré directo a Egipto que es lo más a la mano para mí en el Metropolitano, les dí un saludo a Issis y Osiris e hice una pequeña desviación y allí estaban las maravillas africanas, que no tenían precio de venta afortunadamente.
jueves, 9 de agosto de 2007
Ay, que magia es esta.
Pude hacerlo, ni me lo creo, claro que las fotos deberían estar después del texto, pero ahí voy aprendiendo, creo que me sobran tildes, a veces me faltan, pero este corrinche no me la gana. Ahora que lo hice sola, quién me va a aguantar contándoles cosas.
Estoy en Bogotá hace rato como dicen los cachacos, y esta noche me armo de valor para enfrentar esto que llaman blog yo solita solita.
Visité el Museo Guguenheim en Nueva York, que es una belleza por donde se lo mire, incluso ahora que su fachada está llena de andamios con hombres que lo pintan, lo arreglan, lo amplían, o lo que es lo mismo lo miman. Adentro la sorpresa blanca en caracol y sus salas de siempre con las colecciones permanentes y la exposición que estará exhibida durante el verano se llama The Shapes of Space y es eso, las formas del espacio, sobresale entre todas, a la entrada, la obra de Alyson Shotz , que es una figura majestuosa cortada en plástico cristalino, lámina y fibra. Fue hecha en 2004 y se llama The Shape of Space, como anunciando lo que será el resto de la exposición. Estoy en la foto con esa cascada mágica de fondo y quiero ver si soy tan tesa de poner en el blog este texto y la foto
Visité el Museo Guguenheim en Nueva York, que es una belleza por donde se lo mire, incluso ahora que su fachada está llena de andamios con hombres que lo pintan, lo arreglan, lo amplían, o lo que es lo mismo lo miman. Adentro la sorpresa blanca en caracol y sus salas de siempre con las colecciones permanentes y la exposición que estará exhibida durante el verano se llama The Shapes of Space y es eso, las formas del espacio, sobresale entre todas, a la entrada, la obra de Alyson Shotz , que es una figura majestuosa cortada en plástico cristalino, lámina y fibra. Fue hecha en 2004 y se llama The Shape of Space, como anunciando lo que será el resto de la exposición. Estoy en la foto con esa cascada mágica de fondo y quiero ver si soy tan tesa de poner en el blog este texto y la foto
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