Última noche en Guayaquil, con la alegría del deber cumplido. Eso de ir por el mundo contando mis historias, compartiendo con los compañeros de oficio, gozando y riendo a carcajadas es el mejor trabajo del mundo, recompensado con el aplauso y el cariño de las gentes que escuchan historias, que hacen posible el que la narración oral siga viva. Qué maravilla esa gira por Brasil y Ecuador, inolvidable.
sábado, 10 de noviembre de 2007
La alegría
Última noche en Guayaquil, con la alegría del deber cumplido. Eso de ir por el mundo contando mis historias, compartiendo con los compañeros de oficio, gozando y riendo a carcajadas es el mejor trabajo del mundo, recompensado con el aplauso y el cariño de las gentes que escuchan historias, que hacen posible el que la narración oral siga viva. Qué maravilla esa gira por Brasil y Ecuador, inolvidable.
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