martes, 22 de enero de 2008

Malinalco

La última escala de la gira era una cita con la magia de Malinalco.Había sido coronada de flores por Guillermo Méndez un año antes a la entrada de Malinalco, en el Ahuehuete, un árbol anciano y bello, inabarcable, a sus pies nace una cascada y hay música de violines interpretada por hombres casi tan viejos como el árbol.Y regresé a la magia de Malinalco,que es uno de los cuatro sitios en el mundo con templos monolíticos, los otros son Petra en Jordania, Abusimbel en Egiptoy Elora en la India. De ahí su carga energética que produce ensoñación.El abrazo cálido de Rocío y Guillermo en su posada Clavo y Canela, la complicidad de Bernie y Alejo,las recetas de cocina de doña Sofía, la tibieza de las habitaciones y el sol inundando todos los espacios, completaron la magia.Conté las historias eróticas de mi libro y me abaniqué con el abanicar del abanico.Sé que debo volver, tengo que volver, es una cita certera.

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